jueves, abril 05, 2012

La institucionalización de la violencia

No está fácil comenzar a narrar una hecho que le ha sucedido a una, cuando es muy reciente y además involucra muchas emociones y sentimientos. Y para que se comprenda, hay que ir desde el principio mismo de los acontecimientos.

Yo nací en una Venezuela que era un sueño para el desarrollo, la gente venia y se hacia rica con el esfuerzo y el trabajo honrado, conocí historias de inmigrantes que  vendiendo tomates en una esquina construyeron una cadena de supermercados, y así muchas más. Venezuela era, como decía Isabel Allende en su libro Paula, un paraíso que si lanzabas una semilla de mango al azar al suelo nacía sin mayores cuidados por lo fértil de su tierra. Mis abuelos inmigrantes, veteranos de la Segunda Guerra Mundial,  hicieron su segunda patria aquí a tal punto que castellanizaron sus nombres y se hicieron venezolanos, con orgullo, con amor, trabajaron, construyeron y dejaron de legado una familia de profesionales que amamos nuestro país.

Mi abuela me contaba cuando iba yo creciendo y a la par aumentando la inseguridad, que cuando ellos llegaron en 1948, no había rejas en las ventanas ni en las puertas de las casas, y que a la puerta de la entrada de la casa de ellos hubo que ponerle un pestillo para que los perritos de la calle no se metieran, era una Venezuela segura...años mas adelante por los 70's alla en Valera donde nosotros vivíamos, se podía dejar el carro en la calle y todavía sin ponerle los seguros a las puertas, pero ya había casas que estaban enrejandose, los venezolanos estábamos empezando a encerrarnos....en los 80's habia que cerrar el carro, en los 90's ya no se podía dejar el carro en cualquier calle pues se lo robaban. Sin embargo, seguíamos sin sentir miedo del prójimo.

¿Donde se quedó esa Venezuela? 

En el 2012, las voces oficiales del gobierno, dicen que vivimos una guerra mediática y que la sensación de inseguridad que tenemos es una sensación mediática. Me gustaría que alguno de ellos me explique, si fue mediático lo que viví el lunes 02 de abril del 2012. 

Los detalles que daré de calles y avenidas y urbanizaciones, son de Caracas, pues es ahí donde actualmente vivo. 

Cuando venia del Cafetal de llevar a su casa a  una amiga, me interceptó un carro pequeño, blanco, con cosas de taxista, me chocaron el faro izquierdo de mi carrito, y cuando les iba a dar paso, pues pensé que estaban borrachos, se pusieron a mi nivel y de la ventana del pasajero de adelante y del de atrás, me encañonaron con unas pistolas. Me asuste terriblemente, y en ese momento, de locura, lo único que se me ocurrió, fue, esquivar el carro ese, y acelerar, los pase, y cuando llegue al semáforo de la Rio de Janeiro en las Mercedes donde esta el locatel, comence a tocar corneta desaforadamente pidiendo tanto paso como alertando a los demas conductores con que me estaba pasando algo. Mi intención era llegar al módulo de la policía de Baruta y obviamente esquivar a los asaltantes. Ahí esta pelada la calle, y seguí, y con el raspado del pavimento se me revento el caucho de adelante y del golpe la parte de metal que soporta el motor, se cayo y se bajo el motor, gracias a eso, los atracadores perdieron interés en mi y siguieron. Cuando pude hablar del susto que tenia, llame a mi amiga y mi amigo que estaba con nosotras y se vinieron a acompañarme y auxiliarme, y llamamos una grúa y me trajeron a casa. Yo estoy bien, solo estoy muy asustada, y cayendo en cuenta de la gravedad de lo que pudo haberme pasado y gracias a Dios no paso. 

El martes llamé al taller y bueno, ya se reparara el carro, lo cierto es, que no podemos salir de noche, y ojo, no era tarde, eran apenas las 10 de la noche. Naturalmente  llegue muy tarde a  mi casa por todo el tema de esperar la grúa, y lo lento que teníamos que venir pues el motor lo tuvieron que sujetar con cadenas para que no se cayera del carro. 

Durante mi loca carrera, pensaba ojala nos intercepte una patrulla de la policía por ir a alta velocidad, pero, oh sorpresa, no apareció ninguna, y mientras estuve accidentada esperando que vinieran a buscarme, llego una y se estacionó a una cuadra o dos de donde yo estaba y no se me acercó...ahora lo agradezco pues ante acontecimientos de las últimas dos semanas no sé que me hubiera dado mas miedo, si estar sola en la noche en una calle con un carro dañado o que se me acercaran unas personas que nada me garantizaba que fuesen policías reales.


Y si, insisto, estoy agradecida por poder contar la historia, porque a mi en mi integridad física no me paso nada, pero, el miedo se me instaló en el sistema, ahora trabajo para desinstalarlo, lo cual no es fácil. Mientras tanto he contado con el apoyo incondicional y amoroso de de mi familia y de mis amigos, y a raíz de esto, hemos ido compartiendo historias, cada cual mas aterradora que la que cuento yo, de secuestros en el carro, de secuestros en la misma casa, de asaltos con cuchillos, de asaltos a las casas...y trato de suspirar profundo e insistir: gracias a Dios, estoy y estamos todos nosotros contando la historia, y no somos un número más de las estadísticas, y de  la sensación mediática de la violencia institucional generada desde el mismo gobierno que vivimos.

No hay comentarios.: