sábado, abril 07, 2012

y...¿qué hacemos con el miedo?

¿Qué es el miedo? Definiciones para el miedo hay muchas, el diccionario de la real academia de la lengua española lo define de esta forma: Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. Muy bien, ya está definido. Pero, como se siente vivir con miedo? Ese miedo que embarga a millones de venezolanos, y me disculparán cuando me lean que no escriba: venezolanos y venezolanas, me niego a hacerlos, soy de la vieja escuela y la vieja usanza, se usa de forma genérica y listo. Bien, retomo mi idea, millones de venezolanos vivimos con miedo. Y ahora yo también soy parte de la estadística. 

El miedo para mi, es una sensación de opresión en el pecho, como si me sujetaran la garganta, mientras el estómago se me encoge,  y esa opresión en el pecho no me deja respirar bien, no me deja hacer respiraciones profundas y en el momento que no respiro bien pues definitivamente la sensación de desasosiego aumenta, mi estado de ánimo empeora y me vuelvo sensible a todo, y como he re-aprendido a no reprimir mis emociones me he vuelto lloroncita, mas de lo que ya soy. 

Tengo razones reales para sentir miedo, hace muy pocos días, casi fui una cifra más en la larga lista de victimas de atracos a mano armada. Mi miedo no esta en mi cabeza, hubo una situación que lo generó.

Sin embargo, gracias a Dios y a la naturaleza humana, que mientras hay vida esta continúa su curso, hay que seguir hacia adelante y no se puede quedar uno aferrado a esa emoción, pues afortunadamente ni las emociones negativas ni las positivas duran para siempre. Pero, la gran pregunta es, ¿Cómo hago para salir a la calle y no sentir miedo? ¿Cómo hago para no quedarme encerrada en mi casa por el miedo? y, ¿Qué hacemos con el miedo?

La verdad no tengo muchas respuestas aún, las he encontrado en la meditación, en la ayuda terapéutica que resulta para mi escribir sobre lo que me ha sucedido, y compartir con otras personas que han sido víctimas de violencia armada en nuestras calles de Caracas, y por supuesto en el amoroso confort de mi familia y amigos. 

Por el momento estoy, respirando profundo, y fijando mi atención en la respiración, como entra y como sale, otras cosas me ayudan también: el té de tilo, es un poderoso aliado. 

Igualmente volver a salir a la calle, me ayudó y ver mi carro desbaratado fue enfrentar la realidad de lo que había sucedido. Supongo que la sensación se irá pero, el recuerdo no se borrará, y la verdad no quiero borrar el recuerdo pues quiero que esto me de fuerza para trabajar por mi país por que podamos regresar a lo que fuimos, a la Venezuela que décadas atrás fue segura y fue vivible, el paraíso que hacía que la gente se viniera a vivir acá, el paraíso que enamoraba a los europeos que una vez que venían no se querían ir jamás y formaban su hogar aquí...Todavía no sé exactamente que es lo que voy a hacer, pero, si se, que no me quedaré de brazos cruzada viendo como seguimos siendo victimas de inescrupulosos.

Estoy lidiando con el miedo, y es una batalla que estoy mas que determinada a ganar y la ganaré. Pues no me resigno a agachar la cabeza y decir, hay que aprender a vivir así, tampoco me resigno a la respuesta de esta es la Venezuela que tenemos y tenemos que hechar para adelante, si, es cierto, tenemos que hechar para adelante, tenemos que trabajar, formarnos y luchar para reconstruir nuestro país, devolvernos a nosotros mismos la seguridad y la tranquilidad, repito, todavía no sé como voy a hacerlo, pero, cuando lo sepa lo haré!

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