sábado, abril 21, 2007

Haití, una pequeña isla olvidada en el tiempo.

El palacio presidencial en Port-au-Prince

Me resulta sumamente extraño, intentar ser cronista de mis propias aventuras y desfasarme en el tiempo, ya hace cuatro meses que estuve en Haití y no relaté mi viaje y no sólo eso, sino que ya he regresado de México, entonces, me pregunto ahora, ¿Cuál será el que quiero contar? No quisiera dejar Haití de lado, pues fue una experiencia fuera de serie, sin embargo fue una historia triste por la realidad socio política que vive ese pequeño país tan lejos y tan cerca de nosotros. Solo diré por el momento que nada en la vida me había preparado para lo que vi allá en una breve semana que pasé.


También es importante añadir, que siento mucho no poder contar algo divertido, o un canto de esperanza, pero por supuesto siempre hubo pequeños detalles en medio de todo. Así empezaré por las anécdotas que me parecieron las más divertidas para luego otros detalles que ensombrecieron mis días allá. Claro que, no puedo no contar que conocí a un Colombiano que dos días mas tarde anunciara con bombos y platillos nuestra boda en Panamá, y se retractase (a Dios gracias) media hora más tarde, también conocí a un particular personaje, el Profe, colombiano también, quien guardaba su dinero en sus calzones, y valga la pena la anécdota que estábamos en un restaurante, muy fifirisnay de Port-au-Prince, y a la hora de pagar, yo que estaba sentada al lado del Profe, lo veo todo afanado buscando entre sus pantalones, y con cierto nerviosismo, sinceramente pensé que se le había perdido el pirulín pero ni de santa casualidad iba yo a preguntar cual era el problema, hasta que el Colombiano le preguntó discreta o indiscretamente no se yo la verdad, que, que necesitaba a lo que yo le respondí que antes que nada, lo que necesitaba el Profe era privacidad…en Port-au-Prince, no podíamos salir solos, por el tema de la inseguridad, pero, el día de mi ponencia, esto fue un miércoles, en la tarde, decidimos el grupo latino, los dos colombianos, un mexicano y yo, regresar al hotel caminando…porque decidimos que era imposible irse de Haití sin haber aunque sea recorrido un par de calles…. Mamma mía, dicen en mi pueblo, que Dios protege al inocente, a lo que yo le añado y a los locos también, porque sinceramente no se que pensaba yo cuando me uní a la gran aventura de caminar por esas calles olvidadas de Dios y de los hombres…tuvimos mucha suerte pues cuando de la Ecole nos vieron salir caminando (la ecole es la facultad donde estábamos) un Profe haitiano, decidió amablemente venirse caminando con nosotros, y yo lo agradecí profundamente porque sobre todo lo que le preocupó a él fue mi seguridad…y siempre estuvo pendiente de mi, ciertamente hubo un episodio cuando pasamos por una plaza, y quisimos sacar una foto de la estatua de Petion un grupo de malandrines adolescentes se nos vinieron encima gritándonos que no podíamos hacer eso porque Petion era de ellos…y mas o menos me asusté pero no me preocupé, la preocupación vino fue cuando cruzamos un puente y toda la gente se volteó a vernos y se hizo como un vacío de silencio y el haitiano apretó el paso y me agarró de un brazo, de paso, oí como muy disimuladamente el Colombiano le dijo al Profe: solo a nosotros se nos ocurre venirnos con la mona esta….claro, que mi preocupación fue más por como lograba yo mentarle la madre al colombiano sin que se pusiera bravo conmigo (estaba varada en Haití hasta el domingo y todo el mundo se iba el sábado menos el Colombiano y yo, y luego una viejita sui generis argentina) por decirme mona, pensaba yo, mas mona será su abuela no? Pero resulta que ahí recordé que en Colombia le dicen monos a los catires, como en México les dicen güeros…y también me dijeron güera, pero esto ya les contaré más adelante.


Bueno, sobrevivimos la caminata al hotel, pero lo que vimos en esas calles, a veces quisiera no haberlo visto, desde gente que nace, crece se reproduce y muere, hasta sitios donde muy probablemente hasta un cadáver había… las funerarias en Haití son privadas igual que aquí y quien no tiene para pagar, deja su difunto en la calle…los niñitos y las mujeres se veían igual que en las fotos que uno ve sobre África y cree que no le aplican a uno…están tan lejos…pero, sin darnos cuenta, y sin querer, tenemos nuestro pedacito de África a no mas de cuatro horas de viaje…realmente deprimente. Mi estancia en Haití fue increíblemente extraña, porque de la sensación de abatimiento de los tiempos caribeños, a saber que podía volver al primer mundo, si, tal como lo leyeron, estando allá, sentía que Venezuela era un país absolutamente primer mundista y desarrollado, claro hasta que tuve que ir a Plaza Venezuela en Diciembre pero esto es otra historia.


La sensación que leía en los ojos de los colegas haitianos era una desesperanza resignada, de sentirse que estaban presos ahí y que no había salida posible, cansancio, y aislamiento. Los jóvenes, es decir, los estudiantes, si tenían mas chispa, mas ilusión pero, los mayores, incluso en el caminar se les veía agotamiento, y ciertamente es fácil de entender, todo es tan absolutamente difícil allá…si uno se enferma tiene que salir a caminar las calles hasta que consigue una suerte de triángulo en el que cuelgan papeletas con las medicinas porque todo es tan caro, que no se puede comprar una caja entera de medicinas, y absolutamente todo se consigue en las calles… Otra cosa es la percepción del tiempo y del espacio, allá el tiempo transcurre en modo caribeño es decir, tan despacio que uno al principio se desespera pero después de tres días también se entra en una inercia relajada donde nada importa.


Pero no es que nada importa y no se dan mala vida y siguen alegres y felices no, ellos no hacen un chiste de un mal momento como lo hacemos aquí en Venezuela, no, son personas tristes, que no llevan el orgullo en la mirada, ni en el caminar, sobre sus hombros pesa el desamparo de malas administraciones, de un Estado Democrático fallido, del fracaso de las Instituciones y del continuo estado de violencia en el que viven, en que están los cuerpos de paz allí, silenciosos pero ruidosamente presentes en sus tanquetas, con las ametralladoras en la mano, y una salvaje mirada de odio a quien ose mirarles a los ojos, cascos azules que disparan primero y preguntan después…la vida, nuestro mas valioso haber, no esta garantizada, y la vida de un ser humano allá no vale mas que la de un perro, porque finalmente en la calle queda igualmente tirado.


Duro ¿verdad? Increíblemente duro, la sensación de estar allí, y ver eso, y sentir eso dolía tan profundamente, no se si era en el corazón en el estomago o en la garganta, solo se, que de tanto aguantar las ganas de llorar de desesperación me dolía la garganta y el paso se me hacía igual de lento que mis colegas haitianas…además veía ese valor que tienen para seguir luchando, aun cuando pueden sospechar que es una lucha inútil, conducente a nada, al mismo callejón sin salida, conformado por un pequeño trozo de isla donde el 98 % de la capa vegetal se ha perdido, donde los ríos están contaminados, y donde para 8 millones de habitantes hay 4mil efectivos de policía, donde, me explicaron muy amablemente para que no repitiera mi fabulosa hazaña, que allá, no te matan porque simplemente no les da la gana.


Y bueno, a estas alturas la pregunta no se hace esperar: ¿Qué me gustó de Haiti? La respuesta no tarda en aflorar la calidez de las personas de ojos tristes, el cariño y la amabilidad con la que nos trataron, nos llevaron a los mejores sitios nos dieron lo mejor y por supuesto ese recuerdo quedará grabado junto a los otros en mi corazón.



los intrépidos aventureros con nuestro amable protector.

Crónicas extemporáneas de Montevideo 2006

En el río de la Plata
A finales de julio de este año que aún no se termina, a Carmen, le llegó un correo electrónico invitándola a un foro en Montevideo y ella llamo a Yetzy para decirle un secreto, yo como soy un poco curiosa, las seguí, para enterarme y resulta que era para decirle del foro de Montevideo. Yo ni corta ni perezosa le pedí a Yetzy que me reenviara la información también y las tres mandamos ponencia para ir a Montevideo, después de todo era una buena oportunidad tanto profesional como personal, pues a parte de cumplir con mi trabajo iba a poder visitar a Heiddy. Una vez que nos aceptaron la ponencia, empezamos a vivir en función de Montevideo, realmente todo lo que hacíamos era en miras al viaje, solo que lo veíamos tan lejos que en cierta forma pensábamos que no iba a llegar nunca.
Compramos los boletos a fines de agosto, e hicimos todos los arreglos posibles, preguntamos mil y una vez la temperatura allá, pensamos en los ochenta mil abrigos que nos íbamos a llevar sobre todo Yetzy, por el frío, yo de valiente solo llevé dos suéteres y un chal…pronto sabría que nunca son demasiados los suéteres. Lamentablemente Carmen no pudo ir pues se enfermó, así que sólo nos fuimos Yetzy y yo. La aventura comenzó cuando a través de un profesor me contactó una profesora del pedagógico que quería compartir habitación conmigo! Yo me quede realmente sorprendida por el tema y muy cortésmente le expliqué que yo iba a compartir habitación con Yetzy, quién mas adelante me iba a cambiar por otra señora pero no me adelantaré a la historia.
En el aeropuerto, el día de la salida, conocimos a dos personajes de fábula que también iban al foro: Iván y Maria Alcira. Divinos, pero chiflados, al menos un poco más que nosotras que somos sumamente cuerdas y sensatas. Y la verdad en ese avión iba una considerable delegación de venezolanos al foro, pero nos enteramos de eso ya en el hotel cuando llegamos. Ah por supuesto que me falta por mencionar a un personaje muy singular que terminó siendo una buena amiga nuestra: Zully. Después de ocho largas horas de viaje, una comida infame, y muertas de sed, pues en el avión nos dieron solamente dos mini vasitos de agua y un poquito de refresco, llegamos a Montevideo. El aeropuerto de Carrasco es bastante pequeño pero es bonito. Ese día estaba haciendo un calor infernal, y yo iba vestida para un frío paramero que implicaba: calcetines, blue Jean, franela gruesa, suéter, pues nada, que muy rápidamente me bajaban los chorros de sudor, me sentí francamente defraudada, esperaba frío y casi me sancoché.
En el aeropuerto me estaban esperando Heiddy y Fernando, y nos fuimos para la casa de ellos donde pasé en total tres días geniales. El camino del aeropuerto a Punta Carretas que es donde ellos viven, empieza atravesando un delicioso parque flanqueado de eucaliptos y pinos con un aroma simplemente exquisito, sentía que mis pulmones se estaban llenando de aire fresco y sano. Ah, esa misma noche me llevaron a un centro comercial, shopping les dicen allá, donde comimos muy sabroso, y pude olvidar la mala comida del avión aunque me dio algo de vergüencita quejarme de la comida del avión pues a mi lado iba un diplomático guatemalteco, bueno, un alcalde, y en una de tantas me comenta: !oiga pero que buena está la alimentación! A Yetzy y a mi nos dio como alguito de remordimiento quejarnos…pero bueno, ni modo, por suerte no lo hicimos en voz alta. Al día siguiente de mi llegada, esto es miércoles, fuimos a pasear por Montevideo, me llevaron al faro, es el punto más septentrional del Uruguay, y se ve tal cual el mapa, donde se acaba la ciudad. Es una belleza.
También fuimos al estadio donde se jugó el segundo mundial de fútbol, al parque de la carreta, paseamos por las ramblas, yo le decía malecón en venezolano pero pues se llaman ramblas allá, y en la tarde nos quedamos Heiddy y yo en el Punta Carretas Shopping, que es un centro comercial que hicieron en lo que fue una cárcel hasta los años ochenta, es una belleza y tiene cosas muy lindas y además tiene una linda librería que se llama Yenny, que se parece a las tecniciencias libros nuestras. El calorcito del día anterior se había esfumado, y hacía suficiente frío como para no volver a sacarme el suéter ni por un momento más. Ya después el jueves, en la tarde me incorporé al hotel, después del medio día, ese día almorzamos Heiddy y yo, pasta, que allá venden la pasta fresca y es simplemente deliciosa, y yo estaba re consentida Jaaa ja ja... y como mencioné que en Argentina había conocido la pasta así fresca, Heiddy me preparó una pasta exquisita….ñami, me da hambre de acordarme…igual que el día que comí ñoquis…o mamma mía que buena es la comida en Uruguay, y las porciones son mega porciones, menos mal que camine como perrito perdido porque si no hubiese vuelto redondita y eso que no comí postres ni alfajores ni dulces…claro en el tema de la comida Yetzy discrepa un poco de mis impresiones, pues a ella le pareció que el café era infame, la verdad bueno no era, parecía un coladito de calcetín usado con algo de leche, pero como era bajo en cafeína a mi me fascino el hecho de poder tomarme un café a la una de la mañana y dormir como un tronco a pesar de eso, y claro también le jorobó un poco la paciencia a Yetzy que las opciones eran: carne al almuerzo, y carne a la cena, y jamón en la merienda y desayunos con tostadas y café…y si no era carne pues pollo, y lo malo era que no acompañaban la comida con vegetales o ensalada sino con papas fritas o puré de papas o pasta pero nada de vegetales o frutas, eso si fue un poco difícil para mi también.
Bien, me llevan Heiddy y Fernando al hotel, y cuando voy a registrarme, -en la mañana había hablado con Yetzy, para decirle más o menos a que hora llegaba- le digo al señor de la recepción que yo voy a compartir la habitación con la sra. Villarroel, y me dice, ah pero no, la señora ya hizo arreglos con otra señora y esa habitación ya esta ocupada, y yo le digo, muy tranquila y dulcemente, no no no, yo voy a compartir con la sra. Villarroel, debe haber alguna equivocación, y el señor ha encrespado el moño y en muy alta y muy clara voz me dice: ¿Cómo cree usted que yo me voy a equivocar en mi trabajo? Y le digo, bueno, no lo sé pero yo voy a compartir habitación con ella, y me responde: bueno, que más, tendremos que reubicar a la otra señora!!! Y me dan la llave para que suba, con mi maleta en el lomo pues no había ningún botones ni nadie parecido que me llevara mi maleta que bueno aun no pesaba tanto como pesaría para el final del viaje…definitivamente aprendí que lo mejor son las maletas de rueditas, nada de maletines.
Cuando me meto en el ascensor, en la recepción muy normal, pero cuando llego al 5to piso, OH Dios mío mismo, había que abrir la puerta manualmente, y los pasillos del hotel, que en su época han de haber sido muy lindos eran con techos súper altos como de cuatro metros y una decoración muy acorde a la época: la primera o segunda década del siglo XX, los pasillos oscuros y los pisos de madera recubiertos por una alfombra mas o menos gruesa que no llegaba a amortiguar los pasos de la gente que por ahí caminaba, permitía oír el rechinar de la madera y parecía que no era yo sola la que caminaba por ahí, sino que iba alguien mas, claro muy discretamente me di la vuelta, uno nunca sabe si por ahí viene Jason con la motosierra, pero no, estaba yo solita en ese inmenso pasillo, y como iba caminando las luces se prendían solas, sin que nadie las activara…más tarde me iba a dar cuenta que tenían sensores para ahorrar energía.
En el cuarto, no había evidencias que hubiese otra señora ahí, y mientras guardaba mi maletín en el closet, pensaba, caramba, esto tendría algo de lógica que Yetzy me cambie si es por un Señor, pero,¿¿¿ por una señora??? Y una señora que yo no se quien es ni de donde viene? Hum, era todo un misterio que yo necesitaba resolver, después de todo en el sofá del pasillo no me apetecía dormir y Heiddy y Fernando hacía rato que ya se habían ido…así decidí ir a dar una vuelta mientras llegaba Yetzy, cuando baje en el ascensor y se abrió en la recepción afortunadamente venía ella subiendo, y me encontró en sus propias palabras con los ojos redonditos listos para soltar lágrimas cual comiquita japonesa, pero es que vamos, eso que la cambien a una por otra señora….lastima el corazoncito no?? En fin que evidentemente no fue más que un mal entendido del señor de la recepción y no pasó nada. Ahí nos arreglamos muy a lo venezolano, hasta tacones me puse yo que no uso, para la inauguración del foro, y abajo nos esperaba un “ómnibus” para llevarnos.
Cuando nos montamos nos dice Doris Helena, -quien era organizadora y más adelante amiga nuestra- que nos fijemos en la ruta que es bien cerquita que son unas 20 cuadritas para que el regreso lo hagamos a pie y en los días posteriores vayamos y vengamos a patica. Para mi muy bien, si no hubiera estado con tacones y ropa de vestir, porque las 20 cuadritas en la mamá del frío hay que pensarlo y además de todo nos lleva una buena media hora a paso firme. Ese día en la noche nos dieron una cena de picoteo, o sea que de cena nada, y el frío era hereje, como unos 11 grados con un ligero suéter…OH si, pasamos bastante frío, por eso digo que nunca sobran los suéteres que uno lleve, mejor que sobre y no que falte Jaaa ja ja!
Al día siguiente fueron nuestras ponencias, y después de eso, patitas para que os queremos? Vamos a conocer Montevideo, y además Yetzy tuvo la oportunidad de conocer Buenos Aires, cosa que es súper genial. Yo no fui, preferí quedarme con Heiddy, y conocí todos los rincones de la ciudad y tuvimos oportunidad de ponernos al día con todas las conversaciones que teníamos pendientes desde hacía ya mucho tiempo. La gente que conocimos fue encantadora, particularmente nos hicimos amigas de Mabel una señora Uruguaya muy simpática que quería ser nuestra suegra, ella hubiera estado encantada de que alguna de las dos nos empatáramos con su hijo al que afortunadamente no conocimos.
Sin duda se me quedan cosas, como la mateada, esto es el día que tomamos mate con nuestras amigas argentinas y Mabel, el día que metí los pies en el río de la plata, o la noche que fuimos a la ciudad vieja, los parques y jardines, la rosaleda, jardín japonés, el mercado del puerto, la facultad de derecho, el taxi que tomé que parecía que iba con don León de la rueda, la gente que conocimos con tantos acentos latinoamericanos que ya Yetzy y yo no teníamos acento propio igual que todos, la noche que comimos chivitos con Heiddy y Fernando quienes estuvieron a punto de adoptarme como mascota –gracias a la sugerencia de mi amiga Yetzy- , pero se arrepintieron cuando se dieron cuenta de lo que costaba alimentarme Jaaa ja ja…. lo cierto es que disfrutamos a montones, Montevideo es un lugar muy hermoso, y la gente es muy amable y amistosa, sin duda volveremos cada vez que tengamos oportunidad.

Facultad de Derecho de la Universidad de la República Oriental del Uruguay




Mérida 2006


El pico Bolívar


Mèrida mi serrana ciudad acogedora.... que el Albarregas besa y canta el Mucujún...acabo de regresar de mis mágicas vacaciones por Merida, y si he regresado a la Capitar,al smog, la contaminació y el concreto, en los andes, las montañas me recibieron con un golpe de aire fresco y lo primero que me pasó fue que se me subió el oxígeno a la cabeza y se me hacia fácil reirme de todo, hablando un poquito más en serio, el aire es tan limpio que todos los males y una toscesita malasangre que llevaba se me quitó con el aire puro... o seria con tantas flores que me aspiré? Bah la cosa es que se me quitó Ja ja ja ja
Me quedé en casa de una amiga budista Solange, quien vive en el Valle, esto es un pequeño pueblo cerca del páramo de la Culata que está aproximadamente a unos 1800 mts. de altura sobre el nivel del mar. Que maravilla mis queridos, me despertaba, no con el hambre hereje con la que suelo despertar sino con el trino de los pajaritos en las ventanas y los rayos del sol alumbrando mi rostro…tal cual Heidi en la cabaña en los Alpes….desde la ventana de la casa de Solange, se ve la sierra de Mérida y en todos los días que estuve allí amaneció nevada.
También tuve oportunidad de ver a las vaquitas y a los becerritos hermosos con sus cencerros cuando los bajaban a pastorear al río. Claro que las simpáticas vaquitas una mañana me dieron la mamá de los sustos, figúrense esto: están durmiendo cuales angelitos de Rubens o Botero sea cual sea el que mejor aplique, enroscados en gruesas cobijas de lana abrigados hasta las orejitas asomando solo la punta de la nariz para respirar, y de repente en medio del dulce trino de los pájaros oyen un aturdidor MUUUUU…. ahí comprobé que aun cuando, mi corazón es delicado y tiene que estar muy bien cuidado... hey! no, eso es una canción, ajá, sigo, que mi corazón esta en buenas condiciones, que electrocardiograma ni que prueba de esfuerzo, duerman profundamente y despiértense con el mugido de una vaca en la oreja, si no se mueren y el corazón sigue latiendo normalmente sigan pa'lante que no viene carro.
Mérida me pareció que está muy hermosa, no sé realmente si es por el cariño que siento por la ciudad o porque recuperaron todas las plazas y las llenaron de setos de flores multicolores con fuentes y bancos de madera y hierro forjado, la cosa es que está muy bonita y cuidada para los visitantes. Hay unas posadas espectaculares, nada que ver con la de Choroní, y en todo caso los posaderos no me mandaron al río cuando entré a verlas, una de ellas hasta presta el servicio de Internet y en el pasillo tiene una laptop que me hizo palidecer de envidia dispuesta para los huéspedes.
Por supuesto que también tiene su esquina donde se apostan los artesanos internacionales y ché una artesana argentina estaba empeñada en venderme un "coyar" (aplicar acento argentino por eso está escrito con "y") muy hermooso y tal pero eso si, un pelo caro. Como ciudad pequeña que es, gran parte de la vida transcurre en la plaza Bolívar y por supuesto que yo no pude dejar de pasar por ahí todos los días que estuve allá y me encontré a todos mis conocidos y amigos incluso a aquellos a quienes no les había dicho que iba, pero lo más cómico de la anécdota es que a pesar de todos los cambios naturales que ha tenido la ciudad la gente se queda un tanto estática en el tiempo, y estaba yo tomando café (nescafé capuchino vainilla) en una heladería –si, ya se que no es congruente tomar café en la heladería donde se comen helados pero…ahi estaba- sentada hacia la ventana y pasó un chamo que estudió conmigo parte de la carrera y me dijo adiós con la mano sin siquiera sorprenderse de verme, era como si el tiempo no hubiese transcurrido y yo no me hubiese ausentado por tanto tiempo, en cambio, en Valera, el paso del tiempo si fue inclemente pero ya voy a contarles esta historia.
En Mérida, la comida es muy típica y hay cosas que no se pueden dejar de comer como son los pastelitos, las arepas de trigo, y las truchas, y por supuesto que las hamburguesas de un sitio que se llama la Nota, este establecimiento empezó como un carrito de perros calientes en la calle y el dueño fue haciéndose próspero pues eran muy rebuenas las cosas que preparaba y logró franquiciar el negocio y puso uno en el local de un Wendys que quebró y lo adapto a su comida, en el centro de postres tiene dulcería criolla y venden las mejores hamburguesas, que si ustedes creen que han comido hamburguesas buenas, los han estafado pues la cuatro quesos que comí allá es simplemente exquisita, bueno, capaz y el hambre contribuyó a convencerme de ello. También fui a pasear al río y a los bosques, liberé mi niña interna y corrí feliz entre los abetos, digo, digo, los pinos de los bosques del Valle.
El río hasta donde tengo entendido no tiene bilharzia pero tampoco hay posibilidades de bañarse, si metí la pata, digo, metí los pies para que me sacaran una foto y se me pusieron moradas así que podrán imaginarse el tiempo que duré en el agua Jaaa ja ja... Y hablando de fotos, alla las saqué al mero estilo tradicional o sea, con cámara para revelarlas y como recién llegué ayer no las he llevado a alguna foto tienda, lo cual será próximamente. esto es todo amigos!



Una vista de la Basílica de Mérida





Imágenes de Choroní 2006

La calle principal de Choroní

Cielo, mar y tierra unidos en Playa Grande, Choroní.

Azul, pero azul de verdad!



Choroní 2006

Choroni 2006

Toda aventura tiene un principio y un final como es lógico. Después de una idea repentina que tuvimos Yenny y yo hace un par de semanas atrás, comenzaron los frenéticos preparativos para una salida a la playa. Buscamos posadas, hoteles, pensiones, de todos los precios y colores y finalmente nos decidimos por una en particular: la quinta MIL FRAN, que de acuerdo con el prospecto quedaba cerca de la playa y del río, este último al parecer una de las mayores atracciones para los lugareños de Choroní y de Puerto Colombia.

Cuando ya teníamos todo listo, invitamos a Yetzy, quien después de meditar un rato sobre la pilita de trabajo que tenía acumulada, y ante la perspectiva de pasar todas sus vacaciones de pre semana santa, semana santa y post semana santa, trabajando y con fuertes posibilidades de quedar aplastada por resmas y resmas de papeles, copias, libros y diskettes, sucumbió al encanto del paseo a la playa que bien supimos Yenny y yo venderle, pues nos sentamos cada una a un lado ella y como los mejores vendedores de spas, fuimos pródigas en halagos sobre una zona a la que jamás en nuestras inocentes y breves vidas habíamos ido, pero ciertamente queríamos conocer.

Dispusimos llevar algunos alimentos, muy escasos y básicos, solo para no desfallecer a lo largo del día, y algunas frutas refrescantes para el agobiante calor de la costa.

Miércoles 05 de abril. La salida

La playa nos llamaba, a donde quiera que viésemos solo veíamos insumos playeros, así pues, nos fuimos lo más temprano posible, y a las seis y cuarto de la mañana estábamos ya esperando a Yetzy en la plaza Altamira. Una vez todas juntas, salimos rumbo a Maracay, a una hora en la que afortunadamente no había mucho tráfico.

Cuando llegamos a Maracay, desplegamos nuestra hoja instructiva de cómo llegar a Choroní: cuando llegue a Maracay, agarre la avenida las delicias, pase la entrada al parque Henry Pittier y en 40 minutos está usted en Choroní. Bien, excelente, pero, ¿dónde esta la av. Las delicias? Ah, cuando llegue a la av. Casanova Godoy, a la derecha y después a la izquierda y dele que ya Choroní es ahí mismito.

Con alguna dificultad nos pusimos en la vía y empezamos a subir la montaña en una carretera, perfectamente asfaltada pero evidentemente en la cordillera de la costa con unas curvas más estrechas y pronunciadas que las que suben al pico el Águila en Mérida, pero haciendo de tripas corazón sin mirar mucho los desfiladeros y barrancos que no parecían tener final, nos enrumbamos hacia nuestro destino final: la playa. Que dicho sea de paso, en medio de la selva tropical donde lo que realmente nos faltaba era oír a los monos mientras saltaban de liana en liana se nos dificultaba la imaginación y visualización del mar, la arena el sol...¿será cierto que hay una playa al final de esta vía? Nos preguntábamos, al principio internamente pero después de una hora de solo ver gigantescos árboles y monte y mas monte, ya hacíamos la pregunta en viva voz, a la que la única respuesta posible era: bueno, si Valentina Quintero y el Carabobeño lo reseñan con tanta atención ha de ser cierto que exista.

Un par de horas más tarde llegamos a Choroní! Un hermoso pueblo colonial, con calles tan angostas que el carro casi había que colocarlo de lado para que pudiera pasar pero cada casa mas linda que la otra, y yo, con ánimos de comprar cada una de ellas para evidentemente quedarme a vivir, mientras elucubraba cual podía ser mi actividad económica de subsistencia, tal vez, le decía yo a las chicas, puedo colocar un letrerito: se zurce, se colocan inyecciones y se venden "tetas" (helados caseros que se meten en bolsas de plástico y toman esa forma), finalmente también podía ser una opción ser la maestra de la escuela, opción que quedó descartada pues nunca llegamos a ver la escuela. Las empanadas no fueron consideradas ni la pesca.

Claro que una vez en el pueblo, primero lo primero, registrarnos en la posada (ninguna de nosotras se había quedado jamás en una posada, lo menos, menos había sido un hotelito cuatro estrellas...) cuando conseguimos la posada que no queda ni en Choroní ni en Puerto Colombia que es el pueblo que realmente está en la costa y es el que tiene la playa, después de la entrada de tierra en medio del monte y tocamos el timbre, nos atendió una señora, (más tarde nos enteraríamos que era la "camarera") y nos dice: ay, la señora Maria –la dueña- no está, pero pasen, pasen y se acomodan, aquí hay una cocinita con nevera y aquí esta la llave!!! Nosotras evidentemente boquiabiertas ya que no había una recepción ni donde registrarse y de paso a todas estas a mi me recibió un lindo dálmata que me salto en la panza y me ladro en la cara con toda su saliva y mal aliento. ¿y es que aquí no hay botones? Pues no, es una posada no el Eurobuilding, y por supuesto tampoco hay room service ni limpieza diaria de la habitación, eso si, la basura del baño la sacaron día por medio....algo es algo no? Pero, como no había limpieza diaria de la habitación tampoco había quien tendiera las camas, y mis queridas compañeras de aventura resultaron ser muy ordenadas así que no me quedó más remedio que tender mi cama, y dejarla ordenada todos los días!!!! Y tampoco pude dejar tiradas las toallas en el baño.... L jijijijiji pero ojo!!!no me estoy quejando, Yenny y Yetzy son las mejores compañeras de habitación que he tenido y me encantó compartir con ellas no sólo la aventura sino la habitación....fue muy divertido.

Igual que la habitación estaba mas o menos, las camas buenas, el aire acondicionado servía, el baño, pues era un baño, así nos cambiamos rápidamente y nos fuimos a la playa, después de todo ese era el lei motiv de nuestro paseo.

En un pueblo de dos avenidas, una que baja y otra que sube, donde la vía hacia la playa es imperdible, nosotras nos perdimos. Obviamente no podíamos creer que para ir a la playa teníamos que cruzar sobre el río, y cuando digo cruzar sobre el río, es literalmente hacerlo, pasar por todo el poco de agua con el carro, y seguir dando un par de vueltas en la montaña para llegar a un estacionamiento y seguir a pie. Pero volviendo a la perdida, seguimos derecho en vez de cruzar a la derecha, y como íbamos avanzando, vimos el Mar!!!! OH! El Maar por fin el maaaaar, y cuando nos acercamos más llegamos al malecón, lo que un día mas tarde sabríamos que era el centro de la vida social del pueblo, más que la plaza bolívar, mas que los "restaurantes" mas que los botiquines, la vida social se llevaba a cabo en el malecón, pero después de las ocho de la noche claro esta. Y por supuesto en el malecón no hay salida a la playa pues es un señor pedregullero...y allí no nos quedó mas remedio que tomar la única avenida que sube y preguntar: señor, ¿para donde es la playa? Ahí mija, cruce a mano derecha sobre el río, y ahí mismito está.... y sí después que pasamos el estacionamiento, vimos la playa! Hermosa, azul turquesa, donde cielo, mar y montaña se unen a la tierra, ciertamente una de las playas más bonitas que he visto en mucho tiempo...

Rápidamente alquilamos una sombrilla con sus respectivas sillas y al agua....muy fría, muy salada, con oleaje muy fuerte pero muy transparente, muy azul, muy turquesa, muy hermosa....de nuestra sombrilla nos botaron a las cuatro de la tarde, a esa hora se vencía el contrato de arrendamiento y sin miramientos nos sacaron, igual es que ya nos queríamos ir, pues estábamos cansadas.

Necesitábamos algunas cosas para comer, pues extrañamente, nos preocupó mas nuestro cabello y nuestra piel que nuestros estómagos por tanto no llevamos suficiente comida, así que preguntamos: "señora, donde hay una panadería" , "allí al lado de la bomba PDV es grande y tiene de todo" nos fuimos felices para allá, quien sabe pensando que de que o que, pero íbamos a comprar jamón, queso, yogurt etc...y resulta que bueno, si, yogurt si conseguimos, pero pan, jamón y queso pues no, evidentemente que no, total que habían unos tomates mas o menos aceptables y les propuse a las chicas que hiciéramos sandwiches de tomate y Yetzy descubrió en un estante un frasco de chees wiz y así resolvimos al menos la cena de esa noche. No se nos ocurrió que tal vez pero solo tal vez podríamos ir al pueblo a comer algo en algún sitio...

Jueves 06 de abril 2006

Después de habernos dormido como a las 10 de la noche, todas estábamos despiertas antes de las siete de la mañana, pero ninguna de las tres por respeto a las demás se atrevía a hablar o decir algo, yo por mi parte me decidí por dar mil y una vuelta en mi cama a ver si ellas se daban cuenta que estaba despierta, y muriendo de hambre dicho sea de paso J hasta que al no poder dar mas vueltas me senté y cuando vi que Yetzy se movió le hice señales con los brazos cual controlador aéreo y ella en un susurro me saludó y Yenny dijo: "ah pero ya están despiertas todas!", "vamos a desayunar" y yo mas rápido que inmediatamente la secundé

A las ocho y media ya estábamos llegando a la playa. " tan temprano?" nos dijeron los mesoneros de los chiringuitos por donde pasábamos....y si, temprano, pues que otra cosa íbamos a hacer si no bañarnos en el mar?? Este día nos decidimos por comer algo en uno de los puestos de playa, y allí conoció Yenny a Michele, su nueva mejor amiga quien odió a Yetzy a primera vista y de segunda vista me odió a mi también.

En la noche descubrimos el malecón, y toda la vida que en su entorno se desarrolla, allí se apostan los artesanos, personajes muy particulares que tuvimos la oportunidad de conocer y conversar con muchos de ellos, son una suerte de gitanos modernos por llamarlos de algún modo, pues entre ellos hay no solo venezolanos sino, de cualquier país de América latina y de Europa y van viajando de país a país para conocer y vender sus artesanías, cosas muy bonitas y hechas con materiales que obtienen la mayor parte del tiempo de la naturaleza misma....claro tienen un modus vivendi muy particular pues la mayoría de ellos están seriamente peleados con el agua y el jabón, los peines y la ropa limpia, por tanto ni lucen ni huelen muy bien....y lo peor que tienen es que consumen mucha marihuana y muchos de ellos estaban bastante drogados....


Este mismo día hicimos contacto con Pippo, el lanchero, para que nos llevara a Chuao, habíamos oído mucho sobre ese pueblo al que sólo se le llega en lancha y el cacao y el ambiente colonial / rural que estando allá no podíamos dejar pasar. Aún no sospechábamos lo que nos esperaba al día siguiente.

Cabe acotar que en Choroní no existe la noción del tiempo que tenemos nosotros, allá el tiempo y la vida discurren de modos totalmente disímiles a lo que nosotros entendemos, de tal manera que al estar nosotras despiertas a las siete de la mañana deambulábamos por calles vacías donde no se conseguía ni una empanada pues la mayoría de la gente se había ido a dormir quizás apenas una hora antes....e igualmente al mediodía no llegaban mareantes olores a almuerzo....no, esos olores empezaban a llegar a partir de las cinco de la tarde, pero si nos apetecía una cerveza fría para comenzar el día en tooooodos lados podíamos comprarla, desde las siete de la mañana misma... cosa que de sólo pensarlo se nos revolvía el estómago, después de todo para eso hay que tener tripa cañera.

En esa taciturneidad y modorra nuestra percepción del tiempo estaba algo desfasada, y cuando nos metíamos en el agua y sentíamos que teníamos horas allá metidas cuando veíamos el reloj nos dábamos cuenta que solo habían transcurrido 15 minutos, así pues, la frase mas habitual nuestra de este día fue: "aquí si rinde el tiempo" mezclada con asombro y envidia y con cierto desasosiego pues acostumbradas al ritmo de la ciudad en el que siempre estamos a contra reloj se nos dificultaba la comprensión de estar sin nada que hacer y sin prisa y con tiempo de sobra....una maravilla en realidad.

En la noche, conocimos a la posadera y a su marido, quienes nos hicieron énfasis que mejor fuéramos a CEPE una isla que según ellos es una belleza, pero claro, nos dijeron que si queríamos ver el pueblo, el cacao y tal, que mejor fuéramos a Chuao...nosotras sin dudarlo un solo instante decidimos ir a Chuao.

Aunque lo que más nos recomendaron fue: "vayan al río, al río" pero, a ver, a cual río pregunte yo, pues enfrente en la carretera pasaba uno pero no se veía mejor que el Guaire...y ambos se miraron extrañados y nos dijeron: pues el río... (que otra cosa podía ser?) en fin que eso estaba ya entre nuestras tareas pendientes: ir al río. Eso si, a verlo más no a bañarnos ahí.

Viernes 07, ida a Chuao

El viernes nos levantamos más temprano aún ya que habíamos quedado con Pippo que estaríamos como a las ocho en el malecón para salir de viaje. Efectivamente a las ocho estábamos allí y Pippo también. Extrañamente su comprensión del tiempo era similar a la nuestra y eso nos alegró. Dejamos el carro de Yenny en un estacionamiento privado y a la lancha. Para montarnos en la lancha evidentemente teníamos que meter los pies en el agua pero evidentemente también no queríamos hacerlo pues el agua como la de todos los embarcaderos limpia no estaba, pero ni modo, era la única manera de subirse a la lancha y comenzar la verdadera aventura.

El paseo en el mar pues excelente, a mi se me había olvidado lo asustante que puede llegar a ser cuando salta sobre las olas la lancha pero ya a la mitad del camino estábamos empezando a disfrutar la cuestión, claro que no me atrevía a sacar la cámara de la cartera pues no fuese que se me cayera en uno de los saltos. Pero Pippo, acostumbrado a llevar turistas se dio cuenta y redujo la velocidad para que pudiera sacar algunas fotos.

La bahía de Chuao.

Claro para bajarnos de la lancha fue la misma historia que para subirnos, pero logramos librar el agua al menos esta vez. Allí nos dice Pippo bueno si ustedes van al pueblo, sigan el camino, está a una hora de distancia, bueno para ustedes que se van a quedar viendo y sacando fotos, yo hago el recorrido en 15 minutos....una hora?? Una hora y quince fue lo que nos tomó llegar al pueblo de Chuao....el camino, de tierra en medio de la selva tropical estaba circundado de plantas de cacao y enormes árboles de los cuales colgaba lianas y demás....allá también lo que faltaban eran los monos pues los diversos pájaros nos acompañaron con sus trinos....e incluso en uno de los recovecos del camino, a las orillas de una acequia, nos guió un coro de ranas que con su cu – cu –cu al menos para mis oídos formaban una armonía de sonidos, familiar y nuevo a la vez para mi.

El olor a bosque húmedo, de musgo, madera y fruta era mareante, y en algunas curvas pues también se mezclaba el olor a fruta podrida y agua estancada, pero independientemente de lo desagradable que esto pudiese parecer a mi me llenaba de dulces recuerdos de mi infancia en los bosques tropicales de mi Trujillo natal. Ciertamente el camino polvoriento se nos hizo mas largo y cansón de lo que nos hubiera gustado y cuando por fin llegamos al pueblo la desilusión fue grande ya que de colonial no tenia nada, no era mas que un caserío grande en medio de la selva. Y los pocos negocios estaban en su mayoría cerrados aunque conseguimos comprar algo de cacao en pasta y agua en una bodega.

Para el regreso a la playa, ya lo habíamos decidido íbamos a bajar en autobús, y estando bien sentadas en la plaza vimos que bajaba por lo que tuvimos que pegar la carrera para que en no nos dejara, pues si lo perdíamos solo nos quedaban dos opciones: regresar caminando y eso estaba descartado del todo o esperar una hora para que volviera el siguiente y a eso tampoco estábamos dispuestas.

Lo que nosotras hicimos en una hora y quince minutos, el autobús lo hizo en quince minutos L ahí llegamos a la playa, pero el dilema ahora era como cruzar el río que separaba la montaña del mar...pues nada Yenny se fijó en como lo hacían los lugareños y se quitó sus chanclas y se adentró en el río lleno de piedras babosas y agua helada con corriente fuerte, y ni cortas ni perezosas Yetzy y yo la secundamos aunque con cierta dificultad pues a Yetzy le daban mucho asco las piedras babosas del fondo del río....y viéndolo bien, no entiendo por que a mi no...

La playa hermosa, helada pero hermosa...Pippo, con su extraña puntualidad británica llegó a un cuarto para las tres y emprendimos el regreso a Choroní.

Caribbean Café

Descubrimos este mismo día un café que solo lo abren después de las cuatro de la tarde y hacen unas piñas coladas! Deliciosas!! De ahí fuimos al malecón y pronto a descansar.
Sábado 08 de abril 2006

Pero vayan al río, al río!!! Era lo que continuamente repetía la posadera con alta, clara e inteligible voz, dicho sea de paso bien chillona, y nosotras respondiéndole con monosílabos e interjecciones...eh...sí...mmm...ajá....en fin que igual nuestro fin y propósito era la playa, el sábado temprano nos fuimos a la playa y ya que sabíamos que el fin de semana iban a llegar los temporadistas decidimos llegar más temprano que de costumbre....Santo Cristo que esta en el cielo!!! El increíble gentío que había allí era algo que se cuenta y no se cree...en el área de carpas habían como doscientas mínimo, y en el área de las sombrillas pues estaban en triple fila, habían puestos de socorristas y mil y un chiringuito de cosas de playa, como veinte baños portátiles y quinientos vendedores de cerveza helada. Mamma mía que cosa tan impresionante!

Total que nos fuimos a la playa alquilamos nuestra sombrilla de costumbre y al medio día cuando ya estaba llenándose de gente nos fuimos....

Saliendo de la playa, uno de los mesoneros de los chiringuitos, me pregunta: " hasta cuando se quedan en Choroní?" y le digo: " hasta mañana" me responde: "que bien, vayan al malecón en la noche" y yo haciéndome la gafa pues yo sabía ya de sobra lo que había en la noche en el malecón el sábado, le digo: " y que hay de especial allá en la noche?" y me responde: " discoteca en tal local y a las once tambores en el malecón....y Choroní es mágico, cualquier cosa puede pasar...." y puso una cara de baboso medio extraño que mi respuesta fue: "susto! Adiós!" todo el pueblo estaba a la expectativa de lo que venía en la noche y claro ya nosotras también. Así que nos fuimos a hacer el poco turismo que era posible hacer allá: ir al pueblo, a la casa de la Madre María de San José, y finalmente bajamos al río..., más tarde fuimos a cenar y al malecón por supuesto....conocimos a un perrito flaco que nos dio mucha lástima y le brindamos un perro caliente...ya a las nueve de la noche, el ambiente del malecón estaba bastante enrarecido y había mucha gente de todo tipo mirando a todo el mundo y a nosotras entre todo el mundo también la cerveza fluía por todos lados y la marihuana también...en el ambiente la energía erótica de lo que se esperaba que viniera con el toque de tambores era muy fuerte, muy animal, pero muy enrarecida....no nos gusto ni lo que vimos ni lo que suponíamos que íbamos a ver...así que pasamos por la licorería más cercana a comprar agua! Si, agua. Nosotras compramos el agua en las licorerías de Choroní...y una vez con el agua a cuestas...nos enrumbamos hacia donde estaba el carro de Yenny estacionado y finalmente pusimos en palabras lo que todas pensábamos: vámonos a la posada!

El mayor piropo lo oímos esa tarde: un tipo le dijo a Yetzy: le cambio la muchacha por mi papá....la muchacha: Yenny.

Domingo 09 de abril. De mejores sitios nos han botado.

Antes de regresar teníamos que remojarnos nuevamente en el mar, así pues nos instalamos en una de las sombrillas y mientras Yenny y yo estábamos en el agua, llego el encargado a cobrar, como era domingo de temporada nos cobró cinco mil bolívares de mas, que aunque nos molestó le pagamos a pesar que le dijimos que solo estaríamos dos horas allí....así decidimos que dejaríamos el puesto a cualquier persona para que no lo pudiera volver a alquilar....y escogimos a un grupo de chamos que llegaron al ratito....el tipo se instalo a vigilarnos y al final nos dice: van a traspasar la sombrilla? Y al ser afirmativa nuestra respuesta se fue y luego regreso a pelear de un modo tan absurdo que no entendimos nada y después que le dijimos que si quería algo mas, y si no que tuviera un feliz día, se fue y regreso con nuestro dinero y nos dijo que rentáramos la sombrilla de al lado!!! No se si su intención era ofendernos, pero, realmente no lo consiguió pues con la misma ya nosotras salimos de la playa para regresar a Caracas.

Emprendimos nuestro regreso a las 10 de la mañana y alegremente íbamos subiendo la montaña cuando en una curva, vimos un autobús que venia enfrente....Yenny se detuvo y comenzó a tocar la corneta para que el conductor frenara...y mientras Yenny intentaba poner la marcha atrás el tipo que jamás frenó, nos llegó de frente. Lo único que Yenny podía articular era: me va dar me va dar me va dar....Yetzy y yo estábamos mudas, yo cerré los ojos, no podía creer lo que estaba a punto de pasarnos...Gracias a Dios que Yenny se detuvo pues detrás de nosotras estaba el barranco y si hubiésemos estado en movimiento nos habría empujado por la curva abajo....el conductor, guapo y apoyado por sus pasajeros que al ver a tres mujeres solas se envalentonaron para presionarlo para que se fuera y nos dejara, con toda la grosería posible nos dijo que se iba pero que asumía la responsabilidad....así Yenny anoto la placa del autobús, y yo le tome su nombre y su numero de cédula, pues el tipo pensaba que al no ser nosotras de ahí, no ibamos a denunciar...cosa que en efecto no pensábamos hacer hasta que en el camino vimos un puesto de defensa civil y nos detuvimos allí y ellos nos dijeron que mas arriba en la cima del cerro estaban apostados los Centinelas de Aragua, la policía vial del Estado Aragua...y les radiaron que íbamos subiendo....una vez que llegamos allá, nos detuvimos, nos identificamos y ellos levantaron el choque, fueron sumamente amables, pero claro, ahora viendo en retrospectiva su amabilidad estaba basada en primer lugar en la cara de susto que teníamos las tres, con los ojos llenos de lágrimas cual anime japonés que si nos daban mucha cuerda íbamos a empezar a llorar a mares las tres.... total que lo que bien empieza –nuestra aventura- bien acaba a pesar de lo aparentemente malo que nos haya pasado con el choque, a nosotras no nos pasó nada, solo la mamá de los sustos y al carro pues esperemos que tampoco, que no hayan daños ocultos ni nada de eso y que solo sea latonería y pintura....ayer ya le avisaron a Yenny que los Centinelas detuvieron al conductor y le aplicaron la multa máxima por haberse dado a la fuga, así pues se hizo justicia.

Después del choque nosotras jurábamos que nunca más volveríamos a Choroni, más tarde, en el puesto de los Centinelas pensábamos en un lapso de unos 15 años para volver y finalmente estando más calmadas y tranquilas, decidimos que tal vez no íbamos a esperar tanto para volver a ver esas hermosas playas....pero, eso tampoco es algo certero, después de todo, Venezuela tiene muchas playas que aún no hemos descubierto.

Estoy segura que hay muchas cosas que se me quedan en el tintero o en el teclado para decirlo mal y pronto, pero si sigo con todos y cada uno de los detalles, pues sale una novela corta....que no sería ni mala la idea a ver si me gano el premio planeta jajajajjajaja asi que por los momentos hasta aqui lo dejo.!