Choroni 2006
Toda aventura tiene un principio y un final como es lógico. Después de una idea repentina que tuvimos Yenny y yo hace un par de semanas atrás, comenzaron los frenéticos preparativos para una salida a la playa. Buscamos posadas, hoteles, pensiones, de todos los precios y colores y finalmente nos decidimos por una en particular: la quinta MIL FRAN, que de acuerdo con el prospecto quedaba cerca de la playa y del río, este último al parecer una de las mayores atracciones para los lugareños de Choroní y de Puerto Colombia.
Cuando ya teníamos todo listo, invitamos a Yetzy, quien después de meditar un rato sobre la pilita de trabajo que tenía acumulada, y ante la perspectiva de pasar todas sus vacaciones de pre semana santa, semana santa y post semana santa, trabajando y con fuertes posibilidades de quedar aplastada por resmas y resmas de papeles, copias, libros y diskettes, sucumbió al encanto del paseo a la playa que bien supimos Yenny y yo venderle, pues nos sentamos cada una a un lado ella y como los mejores vendedores de spas, fuimos pródigas en halagos sobre una zona a la que jamás en nuestras inocentes y breves vidas habíamos ido, pero ciertamente queríamos conocer.
Dispusimos llevar algunos alimentos, muy escasos y básicos, solo para no desfallecer a lo largo del día, y algunas frutas refrescantes para el agobiante calor de la costa.
Miércoles 05 de abril. La salida
La playa nos llamaba, a donde quiera que viésemos solo veíamos insumos playeros, así pues, nos fuimos lo más temprano posible, y a las seis y cuarto de la mañana estábamos ya esperando a Yetzy en la plaza Altamira. Una vez todas juntas, salimos rumbo a Maracay, a una hora en la que afortunadamente no había mucho tráfico.
Cuando llegamos a Maracay, desplegamos nuestra hoja instructiva de cómo llegar a Choroní: cuando llegue a Maracay, agarre la avenida las delicias, pase la entrada al parque Henry Pittier y en 40 minutos está usted en Choroní. Bien, excelente, pero, ¿dónde esta la av. Las delicias? Ah, cuando llegue a la av. Casanova Godoy, a la derecha y después a la izquierda y dele que ya Choroní es ahí mismito.
Con alguna dificultad nos pusimos en la vía y empezamos a subir la montaña en una carretera, perfectamente asfaltada pero evidentemente en la cordillera de la costa con unas curvas más estrechas y pronunciadas que las que suben al pico el Águila en Mérida, pero haciendo de tripas corazón sin mirar mucho los desfiladeros y barrancos que no parecían tener final, nos enrumbamos hacia nuestro destino final: la playa. Que dicho sea de paso, en medio de la selva tropical donde lo que realmente nos faltaba era oír a los monos mientras saltaban de liana en liana se nos dificultaba la imaginación y visualización del mar, la arena el sol...¿será cierto que hay una playa al final de esta vía? Nos preguntábamos, al principio internamente pero después de una hora de solo ver gigantescos árboles y monte y mas monte, ya hacíamos la pregunta en viva voz, a la que la única respuesta posible era: bueno, si Valentina Quintero y el Carabobeño lo reseñan con tanta atención ha de ser cierto que exista.
Un par de horas más tarde llegamos a Choroní! Un hermoso pueblo colonial, con calles tan angostas que el carro casi había que colocarlo de lado para que pudiera pasar pero cada casa mas linda que la otra, y yo, con ánimos de comprar cada una de ellas para evidentemente quedarme a vivir, mientras elucubraba cual podía ser mi actividad económica de subsistencia, tal vez, le decía yo a las chicas, puedo colocar un letrerito: se zurce, se colocan inyecciones y se venden "tetas" (helados caseros que se meten en bolsas de plástico y toman esa forma), finalmente también podía ser una opción ser la maestra de la escuela, opción que quedó descartada pues nunca llegamos a ver la escuela. Las empanadas no fueron consideradas ni la pesca.
Claro que una vez en el pueblo, primero lo primero, registrarnos en la posada (ninguna de nosotras se había quedado jamás en una posada, lo menos, menos había sido un hotelito cuatro estrellas...) cuando conseguimos la posada que no queda ni en Choroní ni en Puerto Colombia que es el pueblo que realmente está en la costa y es el que tiene la playa, después de la entrada de tierra en medio del monte y tocamos el timbre, nos atendió una señora, (más tarde nos enteraríamos que era la "camarera") y nos dice: ay, la señora Maria –la dueña- no está, pero pasen, pasen y se acomodan, aquí hay una cocinita con nevera y aquí esta la llave!!! Nosotras evidentemente boquiabiertas ya que no había una recepción ni donde registrarse y de paso a todas estas a mi me recibió un lindo dálmata que me salto en la panza y me ladro en la cara con toda su saliva y mal aliento. ¿y es que aquí no hay botones? Pues no, es una posada no el Eurobuilding, y por supuesto tampoco hay room service ni limpieza diaria de la habitación, eso si, la basura del baño la sacaron día por medio....algo es algo no? Pero, como no había limpieza diaria de la habitación tampoco había quien tendiera las camas, y mis queridas compañeras de aventura resultaron ser muy ordenadas así que no me quedó más remedio que tender mi cama, y dejarla ordenada todos los días!!!! Y tampoco pude dejar tiradas las toallas en el baño.... L jijijijiji pero ojo!!!no me estoy quejando, Yenny y Yetzy son las mejores compañeras de habitación que he tenido y me encantó compartir con ellas no sólo la aventura sino la habitación....fue muy divertido.
Igual que la habitación estaba mas o menos, las camas buenas, el aire acondicionado servía, el baño, pues era un baño, así nos cambiamos rápidamente y nos fuimos a la playa, después de todo ese era el lei motiv de nuestro paseo.
En un pueblo de dos avenidas, una que baja y otra que sube, donde la vía hacia la playa es imperdible, nosotras nos perdimos. Obviamente no podíamos creer que para ir a la playa teníamos que cruzar sobre el río, y cuando digo cruzar sobre el río, es literalmente hacerlo, pasar por todo el poco de agua con el carro, y seguir dando un par de vueltas en la montaña para llegar a un estacionamiento y seguir a pie. Pero volviendo a la perdida, seguimos derecho en vez de cruzar a la derecha, y como íbamos avanzando, vimos el Mar!!!! OH! El Maar por fin el maaaaar, y cuando nos acercamos más llegamos al malecón, lo que un día mas tarde sabríamos que era el centro de la vida social del pueblo, más que la plaza bolívar, mas que los "restaurantes" mas que los botiquines, la vida social se llevaba a cabo en el malecón, pero después de las ocho de la noche claro esta. Y por supuesto en el malecón no hay salida a la playa pues es un señor pedregullero...y allí no nos quedó mas remedio que tomar la única avenida que sube y preguntar: señor, ¿para donde es la playa? Ahí mija, cruce a mano derecha sobre el río, y ahí mismito está.... y sí después que pasamos el estacionamiento, vimos la playa! Hermosa, azul turquesa, donde cielo, mar y montaña se unen a la tierra, ciertamente una de las playas más bonitas que he visto en mucho tiempo...
Rápidamente alquilamos una sombrilla con sus respectivas sillas y al agua....muy fría, muy salada, con oleaje muy fuerte pero muy transparente, muy azul, muy turquesa, muy hermosa....de nuestra sombrilla nos botaron a las cuatro de la tarde, a esa hora se vencía el contrato de arrendamiento y sin miramientos nos sacaron, igual es que ya nos queríamos ir, pues estábamos cansadas.
Necesitábamos algunas cosas para comer, pues extrañamente, nos preocupó mas nuestro cabello y nuestra piel que nuestros estómagos por tanto no llevamos suficiente comida, así que preguntamos: "señora, donde hay una panadería" , "allí al lado de la bomba PDV es grande y tiene de todo" nos fuimos felices para allá, quien sabe pensando que de que o que, pero íbamos a comprar jamón, queso, yogurt etc...y resulta que bueno, si, yogurt si conseguimos, pero pan, jamón y queso pues no, evidentemente que no, total que habían unos tomates mas o menos aceptables y les propuse a las chicas que hiciéramos sandwiches de tomate y Yetzy descubrió en un estante un frasco de chees wiz y así resolvimos al menos la cena de esa noche. No se nos ocurrió que tal vez pero solo tal vez podríamos ir al pueblo a comer algo en algún sitio...
Jueves 06 de abril 2006
Después de habernos dormido como a las 10 de la noche, todas estábamos despiertas antes de las siete de la mañana, pero ninguna de las tres por respeto a las demás se atrevía a hablar o decir algo, yo por mi parte me decidí por dar mil y una vuelta en mi cama a ver si ellas se daban cuenta que estaba despierta, y muriendo de hambre dicho sea de paso J hasta que al no poder dar mas vueltas me senté y cuando vi que Yetzy se movió le hice señales con los brazos cual controlador aéreo y ella en un susurro me saludó y Yenny dijo: "ah pero ya están despiertas todas!", "vamos a desayunar" y yo mas rápido que inmediatamente la secundé
A las ocho y media ya estábamos llegando a la playa. " tan temprano?" nos dijeron los mesoneros de los chiringuitos por donde pasábamos....y si, temprano, pues que otra cosa íbamos a hacer si no bañarnos en el mar?? Este día nos decidimos por comer algo en uno de los puestos de playa, y allí conoció Yenny a Michele, su nueva mejor amiga quien odió a Yetzy a primera vista y de segunda vista me odió a mi también.
En la noche descubrimos el malecón, y toda la vida que en su entorno se desarrolla, allí se apostan los artesanos, personajes muy particulares que tuvimos la oportunidad de conocer y conversar con muchos de ellos, son una suerte de gitanos modernos por llamarlos de algún modo, pues entre ellos hay no solo venezolanos sino, de cualquier país de América latina y de Europa y van viajando de país a país para conocer y vender sus artesanías, cosas muy bonitas y hechas con materiales que obtienen la mayor parte del tiempo de la naturaleza misma....claro tienen un modus vivendi muy particular pues la mayoría de ellos están seriamente peleados con el agua y el jabón, los peines y la ropa limpia, por tanto ni lucen ni huelen muy bien....y lo peor que tienen es que consumen mucha marihuana y muchos de ellos estaban bastante drogados....
Este mismo día hicimos contacto con Pippo, el lanchero, para que nos llevara a Chuao, habíamos oído mucho sobre ese pueblo al que sólo se le llega en lancha y el cacao y el ambiente colonial / rural que estando allá no podíamos dejar pasar. Aún no sospechábamos lo que nos esperaba al día siguiente.
Cabe acotar que en Choroní no existe la noción del tiempo que tenemos nosotros, allá el tiempo y la vida discurren de modos totalmente disímiles a lo que nosotros entendemos, de tal manera que al estar nosotras despiertas a las siete de la mañana deambulábamos por calles vacías donde no se conseguía ni una empanada pues la mayoría de la gente se había ido a dormir quizás apenas una hora antes....e igualmente al mediodía no llegaban mareantes olores a almuerzo....no, esos olores empezaban a llegar a partir de las cinco de la tarde, pero si nos apetecía una cerveza fría para comenzar el día en tooooodos lados podíamos comprarla, desde las siete de la mañana misma... cosa que de sólo pensarlo se nos revolvía el estómago, después de todo para eso hay que tener tripa cañera.
En esa taciturneidad y modorra nuestra percepción del tiempo estaba algo desfasada, y cuando nos metíamos en el agua y sentíamos que teníamos horas allá metidas cuando veíamos el reloj nos dábamos cuenta que solo habían transcurrido 15 minutos, así pues, la frase mas habitual nuestra de este día fue: "aquí si rinde el tiempo" mezclada con asombro y envidia y con cierto desasosiego pues acostumbradas al ritmo de la ciudad en el que siempre estamos a contra reloj se nos dificultaba la comprensión de estar sin nada que hacer y sin prisa y con tiempo de sobra....una maravilla en realidad.
En la noche, conocimos a la posadera y a su marido, quienes nos hicieron énfasis que mejor fuéramos a CEPE una isla que según ellos es una belleza, pero claro, nos dijeron que si queríamos ver el pueblo, el cacao y tal, que mejor fuéramos a Chuao...nosotras sin dudarlo un solo instante decidimos ir a Chuao.
Aunque lo que más nos recomendaron fue: "vayan al río, al río" pero, a ver, a cual río pregunte yo, pues enfrente en la carretera pasaba uno pero no se veía mejor que el Guaire...y ambos se miraron extrañados y nos dijeron: pues el río... (que otra cosa podía ser?) en fin que eso estaba ya entre nuestras tareas pendientes: ir al río. Eso si, a verlo más no a bañarnos ahí.
Viernes 07, ida a Chuao
El viernes nos levantamos más temprano aún ya que habíamos quedado con Pippo que estaríamos como a las ocho en el malecón para salir de viaje. Efectivamente a las ocho estábamos allí y Pippo también. Extrañamente su comprensión del tiempo era similar a la nuestra y eso nos alegró. Dejamos el carro de Yenny en un estacionamiento privado y a la lancha. Para montarnos en la lancha evidentemente teníamos que meter los pies en el agua pero evidentemente también no queríamos hacerlo pues el agua como la de todos los embarcaderos limpia no estaba, pero ni modo, era la única manera de subirse a la lancha y comenzar la verdadera aventura.
El paseo en el mar pues excelente, a mi se me había olvidado lo asustante que puede llegar a ser cuando salta sobre las olas la lancha pero ya a la mitad del camino estábamos empezando a disfrutar la cuestión, claro que no me atrevía a sacar la cámara de la cartera pues no fuese que se me cayera en uno de los saltos. Pero Pippo, acostumbrado a llevar turistas se dio cuenta y redujo la velocidad para que pudiera sacar algunas fotos.
La bahía de Chuao.
Claro para bajarnos de la lancha fue la misma historia que para subirnos, pero logramos librar el agua al menos esta vez. Allí nos dice Pippo bueno si ustedes van al pueblo, sigan el camino, está a una hora de distancia, bueno para ustedes que se van a quedar viendo y sacando fotos, yo hago el recorrido en 15 minutos....una hora?? Una hora y quince fue lo que nos tomó llegar al pueblo de Chuao....el camino, de tierra en medio de la selva tropical estaba circundado de plantas de cacao y enormes árboles de los cuales colgaba lianas y demás....allá también lo que faltaban eran los monos pues los diversos pájaros nos acompañaron con sus trinos....e incluso en uno de los recovecos del camino, a las orillas de una acequia, nos guió un coro de ranas que con su cu – cu –cu al menos para mis oídos formaban una armonía de sonidos, familiar y nuevo a la vez para mi.
El olor a bosque húmedo, de musgo, madera y fruta era mareante, y en algunas curvas pues también se mezclaba el olor a fruta podrida y agua estancada, pero independientemente de lo desagradable que esto pudiese parecer a mi me llenaba de dulces recuerdos de mi infancia en los bosques tropicales de mi Trujillo natal. Ciertamente el camino polvoriento se nos hizo mas largo y cansón de lo que nos hubiera gustado y cuando por fin llegamos al pueblo la desilusión fue grande ya que de colonial no tenia nada, no era mas que un caserío grande en medio de la selva. Y los pocos negocios estaban en su mayoría cerrados aunque conseguimos comprar algo de cacao en pasta y agua en una bodega.
Para el regreso a la playa, ya lo habíamos decidido íbamos a bajar en autobús, y estando bien sentadas en la plaza vimos que bajaba por lo que tuvimos que pegar la carrera para que en no nos dejara, pues si lo perdíamos solo nos quedaban dos opciones: regresar caminando y eso estaba descartado del todo o esperar una hora para que volviera el siguiente y a eso tampoco estábamos dispuestas.
Lo que nosotras hicimos en una hora y quince minutos, el autobús lo hizo en quince minutos L ahí llegamos a la playa, pero el dilema ahora era como cruzar el río que separaba la montaña del mar...pues nada Yenny se fijó en como lo hacían los lugareños y se quitó sus chanclas y se adentró en el río lleno de piedras babosas y agua helada con corriente fuerte, y ni cortas ni perezosas Yetzy y yo la secundamos aunque con cierta dificultad pues a Yetzy le daban mucho asco las piedras babosas del fondo del río....y viéndolo bien, no entiendo por que a mi no...
La playa hermosa, helada pero hermosa...Pippo, con su extraña puntualidad británica llegó a un cuarto para las tres y emprendimos el regreso a Choroní.
Caribbean Café
Descubrimos este mismo día un café que solo lo abren después de las cuatro de la tarde y hacen unas piñas coladas! Deliciosas!! De ahí fuimos al malecón y pronto a descansar.
Sábado 08 de abril 2006
Pero vayan al río, al río!!! Era lo que continuamente repetía la posadera con alta, clara e inteligible voz, dicho sea de paso bien chillona, y nosotras respondiéndole con monosílabos e interjecciones...eh...sí...mmm...ajá....en fin que igual nuestro fin y propósito era la playa, el sábado temprano nos fuimos a la playa y ya que sabíamos que el fin de semana iban a llegar los temporadistas decidimos llegar más temprano que de costumbre....Santo Cristo que esta en el cielo!!! El increíble gentío que había allí era algo que se cuenta y no se cree...en el área de carpas habían como doscientas mínimo, y en el área de las sombrillas pues estaban en triple fila, habían puestos de socorristas y mil y un chiringuito de cosas de playa, como veinte baños portátiles y quinientos vendedores de cerveza helada. Mamma mía que cosa tan impresionante!
Total que nos fuimos a la playa alquilamos nuestra sombrilla de costumbre y al medio día cuando ya estaba llenándose de gente nos fuimos....
Saliendo de la playa, uno de los mesoneros de los chiringuitos, me pregunta: " hasta cuando se quedan en Choroní?" y le digo: " hasta mañana" me responde: "que bien, vayan al malecón en la noche" y yo haciéndome la gafa pues yo sabía ya de sobra lo que había en la noche en el malecón el sábado, le digo: " y que hay de especial allá en la noche?" y me responde: " discoteca en tal local y a las once tambores en el malecón....y Choroní es mágico, cualquier cosa puede pasar...." y puso una cara de baboso medio extraño que mi respuesta fue: "susto! Adiós!" todo el pueblo estaba a la expectativa de lo que venía en la noche y claro ya nosotras también. Así que nos fuimos a hacer el poco turismo que era posible hacer allá: ir al pueblo, a la casa de la Madre María de San José, y finalmente bajamos al río..., más tarde fuimos a cenar y al malecón por supuesto....conocimos a un perrito flaco que nos dio mucha lástima y le brindamos un perro caliente...ya a las nueve de la noche, el ambiente del malecón estaba bastante enrarecido y había mucha gente de todo tipo mirando a todo el mundo y a nosotras entre todo el mundo también la cerveza fluía por todos lados y la marihuana también...en el ambiente la energía erótica de lo que se esperaba que viniera con el toque de tambores era muy fuerte, muy animal, pero muy enrarecida....no nos gusto ni lo que vimos ni lo que suponíamos que íbamos a ver...así que pasamos por la licorería más cercana a comprar agua! Si, agua. Nosotras compramos el agua en las licorerías de Choroní...y una vez con el agua a cuestas...nos enrumbamos hacia donde estaba el carro de Yenny estacionado y finalmente pusimos en palabras lo que todas pensábamos: vámonos a la posada!
El mayor piropo lo oímos esa tarde: un tipo le dijo a Yetzy: le cambio la muchacha por mi papá....la muchacha: Yenny.
Domingo 09 de abril. De mejores sitios nos han botado.
Antes de regresar teníamos que remojarnos nuevamente en el mar, así pues nos instalamos en una de las sombrillas y mientras Yenny y yo estábamos en el agua, llego el encargado a cobrar, como era domingo de temporada nos cobró cinco mil bolívares de mas, que aunque nos molestó le pagamos a pesar que le dijimos que solo estaríamos dos horas allí....así decidimos que dejaríamos el puesto a cualquier persona para que no lo pudiera volver a alquilar....y escogimos a un grupo de chamos que llegaron al ratito....el tipo se instalo a vigilarnos y al final nos dice: van a traspasar la sombrilla? Y al ser afirmativa nuestra respuesta se fue y luego regreso a pelear de un modo tan absurdo que no entendimos nada y después que le dijimos que si quería algo mas, y si no que tuviera un feliz día, se fue y regreso con nuestro dinero y nos dijo que rentáramos la sombrilla de al lado!!! No se si su intención era ofendernos, pero, realmente no lo consiguió pues con la misma ya nosotras salimos de la playa para regresar a Caracas.
Emprendimos nuestro regreso a las 10 de la mañana y alegremente íbamos subiendo la montaña cuando en una curva, vimos un autobús que venia enfrente....Yenny se detuvo y comenzó a tocar la corneta para que el conductor frenara...y mientras Yenny intentaba poner la marcha atrás el tipo que jamás frenó, nos llegó de frente. Lo único que Yenny podía articular era: me va dar me va dar me va dar....Yetzy y yo estábamos mudas, yo cerré los ojos, no podía creer lo que estaba a punto de pasarnos...Gracias a Dios que Yenny se detuvo pues detrás de nosotras estaba el barranco y si hubiésemos estado en movimiento nos habría empujado por la curva abajo....el conductor, guapo y apoyado por sus pasajeros que al ver a tres mujeres solas se envalentonaron para presionarlo para que se fuera y nos dejara, con toda la grosería posible nos dijo que se iba pero que asumía la responsabilidad....así Yenny anoto la placa del autobús, y yo le tome su nombre y su numero de cédula, pues el tipo pensaba que al no ser nosotras de ahí, no ibamos a denunciar...cosa que en efecto no pensábamos hacer hasta que en el camino vimos un puesto de defensa civil y nos detuvimos allí y ellos nos dijeron que mas arriba en la cima del cerro estaban apostados los Centinelas de Aragua, la policía vial del Estado Aragua...y les radiaron que íbamos subiendo....una vez que llegamos allá, nos detuvimos, nos identificamos y ellos levantaron el choque, fueron sumamente amables, pero claro, ahora viendo en retrospectiva su amabilidad estaba basada en primer lugar en la cara de susto que teníamos las tres, con los ojos llenos de lágrimas cual anime japonés que si nos daban mucha cuerda íbamos a empezar a llorar a mares las tres.... total que lo que bien empieza –nuestra aventura- bien acaba a pesar de lo aparentemente malo que nos haya pasado con el choque, a nosotras no nos pasó nada, solo la mamá de los sustos y al carro pues esperemos que tampoco, que no hayan daños ocultos ni nada de eso y que solo sea latonería y pintura....ayer ya le avisaron a Yenny que los Centinelas detuvieron al conductor y le aplicaron la multa máxima por haberse dado a la fuga, así pues se hizo justicia.
Después del choque nosotras jurábamos que nunca más volveríamos a Choroni, más tarde, en el puesto de los Centinelas pensábamos en un lapso de unos 15 años para volver y finalmente estando más calmadas y tranquilas, decidimos que tal vez no íbamos a esperar tanto para volver a ver esas hermosas playas....pero, eso tampoco es algo certero, después de todo, Venezuela tiene muchas playas que aún no hemos descubierto.
Estoy segura que hay muchas cosas que se me quedan en el tintero o en el teclado para decirlo mal y pronto, pero si sigo con todos y cada uno de los detalles, pues sale una novela corta....que no sería ni mala la idea a ver si me gano el premio planeta jajajajjajaja asi que por los momentos hasta aqui lo dejo.!
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