A finales de julio de este año que aún no se termina, a Carmen, le llegó un correo electrónico invitándola a un foro en Montevideo y ella llamo a Yetzy para decirle un secreto, yo como soy un poco curiosa, las seguí, para enterarme y resulta que era para decirle del foro de Montevideo. Yo ni corta ni perezosa le pedí a Yetzy que me reenviara la información también y las tres mandamos ponencia para ir a Montevideo, después de todo era una buena oportunidad tanto profesional como personal, pues a parte de cumplir con mi trabajo iba a poder visitar a Heiddy. Una vez que nos aceptaron la ponencia, empezamos a vivir en función de Montevideo, realmente todo lo que hacíamos era en miras al viaje, solo que lo veíamos tan lejos que en cierta forma pensábamos que no iba a llegar nunca.
Compramos los boletos a fines de agosto, e hicimos todos los arreglos posibles, preguntamos mil y una vez la temperatura allá, pensamos en los ochenta mil abrigos que nos íbamos a llevar sobre todo Yetzy, por el frío, yo de valiente solo llevé dos suéteres y un chal…pronto sabría que nunca son demasiados los suéteres. Lamentablemente Carmen no pudo ir pues se enfermó, así que sólo nos fuimos Yetzy y yo. La aventura comenzó cuando a través de un profesor me contactó una profesora del pedagógico que quería compartir habitación conmigo! Yo me quede realmente sorprendida por el tema y muy cortésmente le expliqué que yo iba a compartir habitación con Yetzy, quién mas adelante me iba a cambiar por otra señora pero no me adelantaré a la historia.
En el aeropuerto, el día de la salida, conocimos a dos personajes de fábula que también iban al foro: Iván y Maria Alcira. Divinos, pero chiflados, al menos un poco más que nosotras que somos sumamente cuerdas y sensatas. Y la verdad en ese avión iba una considerable delegación de venezolanos al foro, pero nos enteramos de eso ya en el hotel cuando llegamos. Ah por supuesto que me falta por mencionar a un personaje muy singular que terminó siendo una buena amiga nuestra: Zully. Después de ocho largas horas de viaje, una comida infame, y muertas de sed, pues en el avión nos dieron solamente dos mini vasitos de agua y un poquito de refresco, llegamos a Montevideo. El aeropuerto de Carrasco es bastante pequeño pero es bonito. Ese día estaba haciendo un calor infernal, y yo iba vestida para un frío paramero que implicaba: calcetines, blue Jean, franela gruesa, suéter, pues nada, que muy rápidamente me bajaban los chorros de sudor, me sentí francamente defraudada, esperaba frío y casi me sancoché.
En el aeropuerto me estaban esperando Heiddy y Fernando, y nos fuimos para la casa de ellos donde pasé en total tres días geniales. El camino del aeropuerto a Punta Carretas que es donde ellos viven, empieza atravesando un delicioso parque flanqueado de eucaliptos y pinos con un aroma simplemente exquisito, sentía que mis pulmones se estaban llenando de aire fresco y sano. Ah, esa misma noche me llevaron a un centro comercial, shopping les dicen allá, donde comimos muy sabroso, y pude olvidar la mala comida del avión aunque me dio algo de vergüencita quejarme de la comida del avión pues a mi lado iba un diplomático guatemalteco, bueno, un alcalde, y en una de tantas me comenta: !oiga pero que buena está la alimentación! A Yetzy y a mi nos dio como alguito de remordimiento quejarnos…pero bueno, ni modo, por suerte no lo hicimos en voz alta. Al día siguiente de mi llegada, esto es miércoles, fuimos a pasear por Montevideo, me llevaron al faro, es el punto más septentrional del Uruguay, y se ve tal cual el mapa, donde se acaba la ciudad. Es una belleza.
También fuimos al estadio donde se jugó el segundo mundial de fútbol, al parque de la carreta, paseamos por las ramblas, yo le decía malecón en venezolano pero pues se llaman ramblas allá, y en la tarde nos quedamos Heiddy y yo en el Punta Carretas Shopping, que es un centro comercial que hicieron en lo que fue una cárcel hasta los años ochenta, es una belleza y tiene cosas muy lindas y además tiene una linda librería que se llama Yenny, que se parece a las tecniciencias libros nuestras. El calorcito del día anterior se había esfumado, y hacía suficiente frío como para no volver a sacarme el suéter ni por un momento más. Ya después el jueves, en la tarde me incorporé al hotel, después del medio día, ese día almorzamos Heiddy y yo, pasta, que allá venden la pasta fresca y es simplemente deliciosa, y yo estaba re consentida Jaaa ja ja... y como mencioné que en Argentina había conocido la pasta así fresca, Heiddy me preparó una pasta exquisita….ñami, me da hambre de acordarme…igual que el día que comí ñoquis…o mamma mía que buena es la comida en Uruguay, y las porciones son mega porciones, menos mal que camine como perrito perdido porque si no hubiese vuelto redondita y eso que no comí postres ni alfajores ni dulces…claro en el tema de la comida Yetzy discrepa un poco de mis impresiones, pues a ella le pareció que el café era infame, la verdad bueno no era, parecía un coladito de calcetín usado con algo de leche, pero como era bajo en cafeína a mi me fascino el hecho de poder tomarme un café a la una de la mañana y dormir como un tronco a pesar de eso, y claro también le jorobó un poco la paciencia a Yetzy que las opciones eran: carne al almuerzo, y carne a la cena, y jamón en la merienda y desayunos con tostadas y café…y si no era carne pues pollo, y lo malo era que no acompañaban la comida con vegetales o ensalada sino con papas fritas o puré de papas o pasta pero nada de vegetales o frutas, eso si fue un poco difícil para mi también.
Bien, me llevan Heiddy y Fernando al hotel, y cuando voy a registrarme, -en la mañana había hablado con Yetzy, para decirle más o menos a que hora llegaba- le digo al señor de la recepción que yo voy a compartir la habitación con la sra. Villarroel, y me dice, ah pero no, la señora ya hizo arreglos con otra señora y esa habitación ya esta ocupada, y yo le digo, muy tranquila y dulcemente, no no no, yo voy a compartir con la sra. Villarroel, debe haber alguna equivocación, y el señor ha encrespado el moño y en muy alta y muy clara voz me dice: ¿Cómo cree usted que yo me voy a equivocar en mi trabajo? Y le digo, bueno, no lo sé pero yo voy a compartir habitación con ella, y me responde: bueno, que más, tendremos que reubicar a la otra señora!!! Y me dan la llave para que suba, con mi maleta en el lomo pues no había ningún botones ni nadie parecido que me llevara mi maleta que bueno aun no pesaba tanto como pesaría para el final del viaje…definitivamente aprendí que lo mejor son las maletas de rueditas, nada de maletines.
Cuando me meto en el ascensor, en la recepción muy normal, pero cuando llego al 5to piso, OH Dios mío mismo, había que abrir la puerta manualmente, y los pasillos del hotel, que en su época han de haber sido muy lindos eran con techos súper altos como de cuatro metros y una decoración muy acorde a la época: la primera o segunda década del siglo XX, los pasillos oscuros y los pisos de madera recubiertos por una alfombra mas o menos gruesa que no llegaba a amortiguar los pasos de la gente que por ahí caminaba, permitía oír el rechinar de la madera y parecía que no era yo sola la que caminaba por ahí, sino que iba alguien mas, claro muy discretamente me di la vuelta, uno nunca sabe si por ahí viene Jason con la motosierra, pero no, estaba yo solita en ese inmenso pasillo, y como iba caminando las luces se prendían solas, sin que nadie las activara…más tarde me iba a dar cuenta que tenían sensores para ahorrar energía.
En el cuarto, no había evidencias que hubiese otra señora ahí, y mientras guardaba mi maletín en el closet, pensaba, caramba, esto tendría algo de lógica que Yetzy me cambie si es por un Señor, pero,¿¿¿ por una señora??? Y una señora que yo no se quien es ni de donde viene? Hum, era todo un misterio que yo necesitaba resolver, después de todo en el sofá del pasillo no me apetecía dormir y Heiddy y Fernando hacía rato que ya se habían ido…así decidí ir a dar una vuelta mientras llegaba Yetzy, cuando baje en el ascensor y se abrió en la recepción afortunadamente venía ella subiendo, y me encontró en sus propias palabras con los ojos redonditos listos para soltar lágrimas cual comiquita japonesa, pero es que vamos, eso que la cambien a una por otra señora….lastima el corazoncito no?? En fin que evidentemente no fue más que un mal entendido del señor de la recepción y no pasó nada. Ahí nos arreglamos muy a lo venezolano, hasta tacones me puse yo que no uso, para la inauguración del foro, y abajo nos esperaba un “ómnibus” para llevarnos.
Cuando nos montamos nos dice Doris Helena, -quien era organizadora y más adelante amiga nuestra- que nos fijemos en la ruta que es bien cerquita que son unas 20 cuadritas para que el regreso lo hagamos a pie y en los días posteriores vayamos y vengamos a patica. Para mi muy bien, si no hubiera estado con tacones y ropa de vestir, porque las 20 cuadritas en la mamá del frío hay que pensarlo y además de todo nos lleva una buena media hora a paso firme. Ese día en la noche nos dieron una cena de picoteo, o sea que de cena nada, y el frío era hereje, como unos 11 grados con un ligero suéter…OH si, pasamos bastante frío, por eso digo que nunca sobran los suéteres que uno lleve, mejor que sobre y no que falte Jaaa ja ja!
Al día siguiente fueron nuestras ponencias, y después de eso, patitas para que os queremos? Vamos a conocer Montevideo, y además Yetzy tuvo la oportunidad de conocer Buenos Aires, cosa que es súper genial. Yo no fui, preferí quedarme con Heiddy, y conocí todos los rincones de la ciudad y tuvimos oportunidad de ponernos al día con todas las conversaciones que teníamos pendientes desde hacía ya mucho tiempo. La gente que conocimos fue encantadora, particularmente nos hicimos amigas de Mabel una señora Uruguaya muy simpática que quería ser nuestra suegra, ella hubiera estado encantada de que alguna de las dos nos empatáramos con su hijo al que afortunadamente no conocimos.
Sin duda se me quedan cosas, como la mateada, esto es el día que tomamos mate con nuestras amigas argentinas y Mabel, el día que metí los pies en el río de la plata, o la noche que fuimos a la ciudad vieja, los parques y jardines, la rosaleda, jardín japonés, el mercado del puerto, la facultad de derecho, el taxi que tomé que parecía que iba con don León de la rueda, la gente que conocimos con tantos acentos latinoamericanos que ya Yetzy y yo no teníamos acento propio igual que todos, la noche que comimos chivitos con Heiddy y Fernando quienes estuvieron a punto de adoptarme como mascota –gracias a la sugerencia de mi amiga Yetzy- , pero se arrepintieron cuando se dieron cuenta de lo que costaba alimentarme Jaaa ja ja…. lo cierto es que disfrutamos a montones, Montevideo es un lugar muy hermoso, y la gente es muy amable y amistosa, sin duda volveremos cada vez que tengamos oportunidad.
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